Esta fecha fue establecida en 1949 por decreto Nº 21.430 del Poder Ejecutivo Nacional. Se celebra para recordar y enaltecer las tradiciones de las distintas colectividades que viven en nuestro país.
El Día del Inmigrante en Argentina se celebra el 4 de septiembre de cada año desde 1949, cuando el entonces Presidente Juan Domingo Perón lo estableció por decreto Nº 21.430. Se eligió esta fecha para conmemorar la llegada de los inmigrantes al país en recuerdo de la disposición dictada por el Primer Triunvirato en 1812, que tenía la intención de fomentar la inmigración y ofrecer protección a los individuos de todas las naciones y a sus familias que quisieran fijar su domicilio en el territorio nacional. Mediante esta iniciativa, se buscó, desde un comienzo, enaltecer las tradiciones de las distintas colectividades que viven en nuestro país.
La primera inmigración, proveniente de Europa, tuvo lugar antes de 1880. Hasta esa fecha, a través de las políticas de poblamiento, se intentó promover la agricultura, la ganadería y la red de transportes, para luego industrializar el país. La corriente inmigratoria era heterogénea, casi la mitad provenía de Italia, especialmente del sur, y una tercera parte de España.
Luego de 1880, comenzó la segunda etapa inmigratoria. A partir de aquí, se buscó mano de obra para una producción agrícolo–ganadera masiva, pero pocos inmigrantes lograron ser propietarios. Ante el fracaso del plan de adjudicación de tierras en propiedad, los extranjeros se transformaron en arrendatarios y buscaron refugio en los centros urbanos. Como la mayoría de los inmigrantes eran hombres, se ocuparon de actividades rurales, favoreciendo el desarrollo de una economía agrícola que permitió que el país se convirtiera en el principal exportador de trigo en el mundo.
Este proceso inmigratorio volvió más compleja la estructura social del país. A su vez, con el aumento de los sectores medios y populares, se produjeron cambios en la cultura política. La clase dominante, estaba compuesta por ganaderos, estancieros, comerciantes, abogados y políticos. Las clases medias iban formándose con la inmigración a través de su participación en la economía y la cultura modernizante. Las clases bajas, recordaban la dualidad del país. Para gobernar la Argentina moderna fue preciso incorporar a los inmigrantes, sin resquebrajar la integridad nacional.
Entre 1902 y 1910, se generaron cambios en aquella estructura social, que produjeron fuertes fisuras en el sistema político. La guerra en Europa alentaba la entrada de inmigrantes que buscaban nuevos lugares para su bienestar. El conflicto bélico mundial de 1914 interrumpió el flujo inmigratorio. Sin embargo, Argentina logró retener a los hijos de los extranjeros de las primeras olas, proclives tanto al ascenso social como a la participación política. Y fue la clase media el estrato que tuvo mayor desarrollo, gracias a la contribución de los extranjeros; en él, crecían los sectores dependientes (empleados, funcionarios, técnicos).
Actualmente, tras casi dos siglos de constante inmigración conviven en armonía las más diversas colectividades. La inmigración está presente en nuestra historia casi desde los comienzos de nuestra conformación como Nación libre e independiente.
Argentina creció de la mano de inmigrantes que dejaron su tierra, con una valija cargada de esperanza. Por esos motivos, se festeja su día, con el fin de cultivar las tradiciones de las distintas colectividades que habitan nuestro suelo.
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